Augusto Ferrer-Dalmau, nuestro pintor de batallas - Zenda: El pintor enciende, despacio, otro cigarrillo. Fuma con delicada elegancia, distraído, como si el bullicio del jardín, el ajetreo de los camareros, el vaivén de los clientes estuviese ocurriendo a kilómetros de distancia de él. De repente, atendiendo tal vez una señal secreta, me mira y sonríe. –¿El consejo que yo le daría a un... Leer más